
ENTRE APLAUSOS Y EMOCIÓN, SAMANTHA INICIA UNA NUEVA ETAPA TRAS UN AÑO EN LA UCI
Tras un año y nueve días de hospitalización en la Unidad de Paciente Critico Pediátrico (UPCP) del Hospital Regional de Antofagasta, Samantha Chávez Sánchez, de apenas un año y 21 días de vida, fue dada de alta en medio de una emotiva despedida que mezcló lágrimas, abrazos, gratitud y una gran esperanza por lo que depara el futuro.
Si bien su egreso representa un hito médico, también es un ejemplo conmovedor de cómo el acompañamiento humano y el trabajo multidisciplinario pueden transformar una experiencia de riesgo vital en una historia de esperanza, donde el foco no es solo cuidar, sino que también enseñar y contener a todo un núcleo familiar.
Un pronóstico que lo cambió todo
Samantha ingresó a la UPCP a los 12 días de nacida, presentando hipotonía congénita. Los exámenes arrojaron un diagnostico de alta complejidad: adelgazamiento medular congénito a nivel de C1 y C2, una condición que limita severamente su movilidad. La noticia remeció emocionalmente a sus padres, Macarena Sánchez y José Chávez, quienes recordaron sentir miedo, angustia, frustración y culpa al momento de recibir la noticia.
No obstante, junto con el diagnóstico, llegó el apoyo. “Recibimos compañía, educación y mucho apoyo” expresó Macarena, lo que complementó José al agradecer todas las enseñanzas brindadas por la unidad: “nos dieron herramientas pasa saber cómo enfrentar esto”, sobre todo teniendo en cuenta que, como padres primerizos, el equipo de salud no solo les enseñó a cuidar a su hija, sino también a convertirse en cuidadores seguros y resilientes. “Aquí aprendimos a ser papás”, enfatizaron.
La Dra. Benilmar Méndez, pediatra intensivista y jefa subrogante de la UPCP, reconoce que uno de los mayores desafíos en la atención crítica pediátrica es comunicar los pronósticos complejos con objetividad, sin desestimar el lado emocional. “Es difícil explicar una situación crítica cuando un niño está en riesgo vital. Hay que ser claro, pero no dejar de ser humano”, indicó.
Por lo mismo, en la unidad se valora cada vez más el acompañamiento psicológico, el cual esta a cargo de una psicóloga del servicio de pediatría, quien se encarga de entregar herramientas para enfrentar las hospitalizaciones prolongadas, tanto de los padres, como del propio personal que, inevitablemente, desarrolla lazos con los pacientes que, con tanto cariño, cuidan cada día.
Una nueva etapa
El alta médica de Samantha marca el comienzo de una nueva etapa centrada en la rehabilitación y una nueva dinámica familiar adaptada a sus necesidades, donde sus padres continuarán capacitándose para brindarle los cuidados específicos que requerirá a largo plazo, fortaleciendo lo aprendido durante este último año. “Nuestro objetivo es empoderarlos, que se sientan capaces de ofrecerle a su hija una vida plena y amorosa”, explicó la Dra. Méndez.
Quien, además, no duda en destacar el compromiso demostrado por la familia durante todo este proceso: “Samantha va a estar feliz y bien cuidada, yo estoy segura. Ellos fueron unos papás geniales y solo queda seguir apoyándolos en este camino”.
Un adiós lleno de cariño
El alta de Samantha estuvo marcada por gestos simbólicos desde ambas partes. Los funcionarios de la UPCP les entregaron a los padres un álbum fotográfico, donde se registraron momentos claves de este largo camino: fechas significativas, celebraciones, vivencias especiales, entre otros.
Mientras que Macarena y José sorprendieron al equipo con una placa de reconocimiento que sintetiza su gratitud con palabras conmovedoras: “En agradecimiento a la Unidad de Paciente Crítico Pediátrico del Hospital Regional Dr. Leonardo Guzmán. Quienes cuidaron con manos sabias y corazones grandes a nuestra hija Samantha Chávez Sánchez. Gracias por sostener su vida con esperanza y humanidad.”, lo que refleja el lazo afectivo construido durante la estancia de Samantha.
“Estamos muy agradecidos de todos: de la doctora, de los enfermeros, los kinesiólogos, la señora del aseo… Todos estuvieron ahí, incluso con gestos simples, para subirnos el ánimo”, relató José, emocionado.
La historia de Samantha es un ejemplo de que, incluso en los momentos más duros, el amor familiar, la entrega de un equipo de salud y una red de apoyo empática, pueden hacer la diferencia. Como concluyó la Dra. Méndez, “el éxito de un paciente se construye con la ayuda de cada uno de los funcionarios que trabajan acá: desde la persona del aseo hasta el médico. Todos somos parte de este logro”.





